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martes, 4 de marzo de 2014

Marasevi 2014

(nota de facebook, 22 febrero)
"Definitivamente estoy loca. Sé que dije que no iba a correr marasevi por aquello del asfalto y del impacto en las rodillas. Pero no lo puedo evitar. Desde que supe que tú no la ibas a correr me movía en un mar de dudas: marasevi sí, marasevi no. 
Al final ha ganado el sí. Y es porque creo que debo dedicártela. Eres mi motivación, eres la batería que se renueva sin fin, eres el motor que ha provocado un cambio en mí desde aquella prueba en Arriate hace ya muchos meses. Porque me has cambiado la vida, porque contigo cumplir 50 años es como cumplir 18, y porque me has enseñado que la lucha contra el crono no tiene sentido. He aprendido a disfrutar de los pre y los post, he aprendido a relajarme, a escucharme algo más (en lugar de estar tan pendiente de los otros), y he aprendido que no pasa nada por no ir más rápido. Todo lo contrario: es mejor ir a mi ritmo, disfrutando de todas las sensaciones, sonriéndole a la vida, conociendo a las personas y no dejando que pasen por mi lado sin dejar huella.
Gracias por devolverme a la vida, como ave Fénix, por devolverme al mundo deportivo que tantas alegrías me está dando. Por acercarme a mi Club de
Pretorianos de Tomares (este conjunto de descerebrados que son "pa darles bocaos" a todos, con unas mujeres bravas que son un ejemplo para mí y un modelo a seguir), por abrirme las puertas del Ultrafondo (donde tanta buena gente había y que voy conociendo poco a poco), por ayudarme a afrontar los retos que me pongo y por estar ahí.
Por eso, esta marasevi (que como todos los años diré que es la última pero luego ya veremos) va por ti. Sólo espero que te recuperes pronto y volvamos a ser ese equipo que corre junto y que se releva en los momentos que hace falta relevarse. 
Pero mientras llega ese momento.... esta marasevi va por tí y repasaré todos tus consejos a lo largo de esos maravillosos kilómetros en los que espero saludar, sonreír, besar y abrazar a todas estas increíbles personas que me están acompañando en esta nueva etapa. 
Si a alguno no saludo, soy muy despistada, y además llevaré mi música para no decaer y superar todos los muros. Pero entraré en el estadio y me iré corriendo para enseñarte la medalla. Y el lunes.... volveré a mis clases y a la tierra y a soñar con la Madre de todas las Carreras, Ronda, donde espero entrar en la Alameda tan sonriente como Cris López y Rafael Iza Gonzalez, a ser posible acompañada por ti, y si eso no es posible, esperándome tú en la Alameda.
A disfrutar de la Maratón de Sevilla!!!!! Que no se nos olvide nunca de eso, de disfrutar!!!!!"

Con esta declaración de principios, estaba claro que terminaba la maratón sí o sí. No tenía claro a qué ritmo, ni cómo lo iba a hacer, si iba a andar a partir de qué kilómetro, pero una vez lanzada de cabeza a la piscina, pues a disfrutar de la prueba. Y así fue.
Madrugón para salir bien desayunada y vamos que nos vamos a ver amanecer en los aparcamientos bajo el Alamillo. Poco a poco se van concentrando coches, corredores y empieza el olor a réflex y demás ungüentos. Ese ambiente es indescriptible. Al que le gusta le gusta y al que no lo entiendo lo mira como si estuviese viendo marcianos invadiendo Sevilla.
Fotos de grupo, muchas risas (que me gusta participar en las pruebas con la risa puesta en la cara) y vamos que nos vamos. Desde el día anterior andaba Dani Calle insistiendo en que me pegase a él y terminase la maratón a su ritmo. Yo que sabía que no la había preparado como había que haberlo hecho no quise comprometerle a estar pendiente de mí, porque igual al final no podía con ella (esto de correr por el campo te imprime carácter y te hace cogerle miedo al impacto del asfalto).

Pero una vez empezada la prueba, y con la adrenalina a tope, veo que puedo aguantar bien el ritmo pensado por Dani Calle para llevar a Sandra hasta meta y me uno al grupo. El grupo era de lo mejor: ese Kilian de Tomares, que ha debido correr dos maratones en una porque era un no parar de ir para adelante y de volver a preguntar cómo andábamos. Luego Dani Calle, de maestro de ceremonias, pendiente del crono, de los tiempos de paso de cada kilómetros (mira que vamos rápido, vamos a apretar un poco) y así controlando para mantener un ritmo aceptable. Al principio César también venía pero luego se fue adelantando y daba gusto verle como trotaba de ligerito. Y así nos íbamos comiendo los kilómetros de una forma sorprendente.


Nunca había sentido yo que los kilómetros eran tan cortos. Qué bien y qué divertidos íbamos. Hasta mi hermano, que se unió a nosotros al principio, iba algo sorprendido del buen ritmo y de la marcheta que llevábamos.



Y así íbamos afrontando muros y dificultades, molestias y algún calambrillo que se superaba bien.  Y llegaba la media. Y seguíamos bien. Y llegaba el campo del Betis. Y seguíamos bien.

Yo iba como mirando los toros desde la barrera, como si contemplase una obra. Kilian corriendo hacia adelante y hacia atrás, en un no parar. “¿Cómo vais?” y yo “Divina” (manita momento pijo incluido) Dani Calle controlando todo. “Ahora vamos a ritmo de 5hrs 30”. “Vamos a correr hasta esa farola”. “Ahora andamos un poco para recuperar”. Y así toda la carrera. No sé qué habría sido de mí si no hubiera ido con vosotros.
Pero, para mí, y sé que no puedo ser objetiva (y tampoco me apetece serlo), lo que más me llega es la raza de Sandra. Ese carácter fuerte y sólido como una piedra, decidida a superar todo lo que haya que superar para conseguir el objetivo. Pero no por ello encerrada en sí misma, sino pendiente de los que van con ella. Y además con la sonrisa puesta. Correr con Sandra es como ir con alguien famoso a quien todo el mundo saluda y con mucho cariño. Todos los que la conocían le gritaban, daban ánimos, aplaudían hasta dolerles las manos. Es un ejemplo que sé que muchos seguimos. Pero disfruté de toda la prueba viendo como superaba sus molestias, su cansancio, como administraba sus esfuerzos, aprendiendo de ella. Como hago desde que la conocí, aprendiendo de ella y procurando mejorar siguiendo su ejemplo. Si es que se me cae la baba con ella, no lo puedo remediar.
Y cuando íbamos ya un poco tocaditos, mucha caló, ya bastantes kilómetros en las piernas corriendo, entonces apareció ella. Si es que con Carmen las cosas se ven de otra forma. Yo nunca había podido correr con ella en ninguna prueba y desde luego es algo que me encantaría volver a hacer. Porque quien ha corrido con Carmen, no puede volver a correr solo. ¡Cuánta alegría metida en un solo cuerpo! Fue llegar ella y volver las risas, las carcajadas a plena voz (para sorpresa de los que nos veían, que ya habían visto a muchos pasar y ahora llegábamos nosotros riéndonos tela). Y con la alegría de Carmen, las piernas dejaron de estar tan cansadas y tiramos para la Plaza de España.
Yo sabía que mi hermano andaba por allí en plan avituallamiento alternativo pero no contaba con que siguiera allí porque sabía que tenía comida familiar. Tampoco iba tan pendiente del reloj como para calcular la hora que era, así que cuando entré en la Plaza de España y le ví corriendo para ayudar al personal me emocioné mucho.
Han sido tantas pruebas acompañándole (de Sevilla a Valencia), siendo su apoyo, llevando sus geles, botecitos, vaselina y todo lo que me pidiese que llevara, que ver que los papeles estaban cambiados y que ahí estaba el tío, hecho un fenómeno, ayudando a todos, y que me iba a ver a mí llegar y tan bien como yo iba…. que me emocioné muchísimo. Y como ahora ando sensiblona pues se me escapó la lágrima. Le pegué un abrazo que uffffff me da pena que no haya constancia gráfica porque de verdad que fue un momento….. (sin palabras, que ya es difícil en mí). Total que me dio sus consejos (que yo nunca sigo, en mi línea) y me despedí de él.
 





Y de allí salimos ya todo el grupo camino del centro de Sevilla y con el pensamiento puesto en la meta. Yo ya empezaba a notar el esfuerzo y no quería ralentizar al grupo pero en cuanto me alejaba algo se me acercaban Dani y/o Carmen y a la voz de “ahora no te vas a quedar atrás” me daban los ánimos que me podrían faltar y a volver a apretar un poco más los dientes para seguir con ellos.



Y entre una cosa y otra, nos plantamos en el Alamillo. Ya estaba todo listo. Ya llegábamos antes de las cinco horas y media. Y con esos ánimos alcanzamos a Soledad, Sol, la veterana más brava que conozco, después de la gran Veterana, claro. Me sorprendió mucho que la cogiera pero cuando me contó que iba tocada de una pierna, entendí por qué iba a un ritmo que había hecho posible que yo fuese con ella. Y decidí que la llevaba a meta como fuese. Intentaría darle un ritmito que no se le hiciera demasiado pesado la vueltecita por el Alamillo y los aparcamientos de los kilómetros finales.




Y visto mi objetivo de ir con Sol, el grupo decide adoptarla también y entre todos nos plantamos en meta. 



Era mi segunda maratón. Y estaba entrando en meta. Y los saludos de Jose VS (otro máquina en esto del pateo por el ultrafondo), Coco y Mª Ángeles de los Jartibles, Azucena y esos últimos gritos de ánimo….. te llevan volando a la meta.
Y lista. Segunda maratón terminada. Y está claro. Me encanta correr por el campo, es lo mío, me encantan las pruebas de tres cifras, en las que me siento más cómoda, relajada y feliz, pero correré la marasevi todas las veces que pueda, mientras que no haya lesión que me lo impida. Y para el año que viene…. a mejorar la marca de este año.
Cuando ya me iba para el coche (para volver a la vida normal de supermami, profe de inglés), me encuentro con la mujer de Mera que me mimó como si fuese mi mami y me dio la enhorabuena por lo que había hecho y me volví a emocionar. Aichhhh, estas mujeres jartibles, qué grandes son.

Y termino como empecé esta crónica. Todo esto es emocionante porque se comparte con las personas que más quieres. Y a mí me encanta compartir mi experiencia de esta maratón con las magníficas personas que me acompañaron durante la prueba, y sin las que probablemente no habría podido terminarla y tan bien. Gracias Dani por llevarme a meta y convencerme de que podía forzar un poquito el ritmo y seguir el vuestro; gracias Sandra por seguir dándome clases en silencio, sin decir nada, solo haciendo las cosas; gracias Kilian (Antonio Pablo) por esa energía ilimitada, esos comentarios que arrancaban risas incomprensibles para el resto; gracias Carmen por estar cuando más falta hacía, cuando los ánimos iban un poquito para abajo por el cansancio y por tu alegría que nos terminó de llevar a meta.

Gracias a todos los que apoyáis, con comentarios, con me gusta en los entrenos, con palabras de ánimo, con fotos, con sugerencias, con cualquier aportación, porque las leo todas (incluso las tuyas Jose Luis, aunque creas que después no te echo mucha cuenta jejejejeje) y las voy archivando en la pda. 

Gracias a mi club, Pretorianos de Tomares, por cambiar mi manera de ver la práctica deportiva. Porque ahora no llego a los avituallamientos y salgo disparada (bueno algo rapidita claro), sino que disfruto de ellos, saludo a los voluntarios y les agradezco sus atenciones; porque no estoy sujeta a los pitidos del garmin, no tengo el agobio del tiempo límite para terminar prueba, no tengo problemas para correr y andar y por ser como sois, todos tan distintos pero el conjunto es muy divertido. Y como dijo alguien…. “si no existieseis habría que inventaros”.




Y gracias a ti, que aguantas mis entrenos madrugadores y vespertinos, mi dedo convulsivo a la hora de apuntarse a todo, mis ganas de comerme el mundo…. Sólo espero que llegue pronto el día en que volvamos a correr juntos, porque se te echa mucho de menos antes, durante y después de todo esto.